A estas alturas ya todos conocemos los beneficios de BIM: mayor colaboración, eficiencia, ahorro y una mejor gestión del activo. Sin embargo, no se suele tener en cuenta el que es tal vez uno de sus potenciales más disruptivos: el de luchar contra la corrupción, simplemente volviéndola imposible de cometer o, cuando menos, demasiado arriesgada para parecer atractiva. La transparencia es ahora uno de los valores exigidos por una industria de la construcción muy tocada por el largo historial de casos de corrupción que ha ido, poco a poco, mermando la confianza no solo de los agentes que intervienen directamente, sino de una ciudadanía cada vez más interesada en el uso del erario público. La relación entre el mundo de la política y el sector de la construcción es tan estrecha como el trazo de las firmas de los millonarios contratos Desafortunadamente, el sector de la construcción ha adolecido siempre de lagunas de información perfectas para perpetrar este tipo de delito, que con el tiempo se ha convertido en una de las mayores lacras de la industria. Consciente de que era en esos limbos informativos donde la corrupción tenía lugar, el AEC británico comenzó a preguntarse, ya en 2013, si sería BIM la solución al desastre de la corrupción. Una década más tarde, ¿podemos dar respuesta afirmativa a esta pregunta?
¿Cómo surge la corrupción en el AEC?
¿Por qué este sector es tan propenso a la corrupción? El Global Infrastructure Anti-Corruption Centre señala como razón principal las características inherentes a los proyectos de construcción. Especialmente en los grandes proyectos, la compleja estructura de contratistas y subcontratistas crea oportunidades para el soborno y la extorsión en cada contrato. A medida que avanza la construcción de un proyecto, las obras se ocultan bajo capas sucesivas de labores. Por ejemplo, la mampostería se cubre con el revestimiento. Esto brinda la oportunidad de exagerar las cantidades de material y/u ocultar obras mal ejecutadas a cambio de un soborno.
Estos problemas han preocupado a los profesionales durante mucho tiempo. Pero ahora la Metodología BIM una mayor transparencia durante las fases de desarrollo. De este modo, se reduce la probabilidad de que se produzcan errores de diseño intencionados, informes de progreso falsos o incluso manipulaciones en la estimación del proyecto. Múltiples investigadores y organizaciones abogan por el uso de BIM como medida estratégica contra la corrupción en los proyectos de infraestructuras públicas. Por ello, debemos empezar a colaborar con los gobiernos en el desarrollo de estrategias para su adopción a escala nacional.
En el sector de la construcción se producen a menudo conductas indebidas debido a su escala, compleja estructura contractual, naturaleza competitiva y fragmentada. Así pues, otras formas frecuentes de corrupción tienen que ver con la licitación colusoria y el recorte de ofertas son formas frecuentes de colusión en la industria. Según el Boletín Oficial del Estado (BOE), la licitación colusoria consiste en la aparición de acuerdos ilegales entre operadores económicos destinados a falsear la competencia en los procedimientos de adjudicación. Estos episodios acaecen desde el momento en que los competidores de un proyecto de construcción colaboran subrepticiamente para presentar un precio de oferta específico o incluir condiciones especiales inaceptables para el cliente en el pliego de condiciones. La colusión crea un entorno de licitación no competitivo que perjudica al cliente, da mala imagen al sector y degrada la confianza del público en él.
Atacando la corrupción
El ingeniero civil y experto BIM Damián Pizá, fundador de Piza International, explica en su blog cómo en su empresa empezaron a auditar las estimaciones de costes del contratista utilizando BIM junto a un software de cantidades para revisar qué familias estaban ya pagadas y cuáles no. “Teníamos una cantidad de despegue en todas y cada una de las estimaciones de progreso de costes. Nos sorprendió mucho que los contratistas estuvieran sobrefacturando de una forma muy diligente. Para ello usaban “ingeniosos medios” como la duplicación de elementos de construcción ya pagados, el aumento de las dimensiones de un elemento para crearle un sobrecoste e incluso, estimaciones de cantidades aún no construidas”.
“La corrupción está en todas partes y no es necesariamente poco ética, pero es la forma en que muchos marcan goles, y como dice Pizá, “a todo el mundo le gusta marcar”. El experto recomienda el uso de un Plan de Ejecución BIM y el diseño de un modelo exacto del activo a construir, cosa que “ayuda a controlar el presupuesto y a evitar pagar más de lo acordado. Le ahorrará miles y probablemente millones en los próximos años”.
¿Pero es suficiente BIM para erradicar la corrupción? Según Abel Maciel, investigador asociado del University College de Londres, tecnologías como blockchain podrían cambiar significativamente el futuro de la construcción. Vayamos más allá del robo directo a través de la técnica del sobrecoste. ¿Es posible asegurarse de que todos los trabajadores han recibido un trato ético, o incluso un salario? ¿Hubo corrupción en alguna parte del proceso? A menudo ha resultado difícil responder a estas preguntas utilizando procesos estándar. La tecnología Distributed Ledger (DLT), basada en blockchain, tiene el potencial de resolver muchos de estos problemas y limpiar las cuentas de la industria. Dado que los libros de contabilidad distribuidos garantizan por definición la procedencia de los datos almacenados, tienen además la capacidad de aportar nuevos niveles de responsabilidad al proceso de construcción. Este nuevo tipo de contrato podría acabar sustituyendo a los contratos convencionales y no sólo definir los términos de un acuerdo, sino promulgarlos y hacerlos cumplir efectuando y verificando automáticamente el pago.
El fin de la corrupción en el AEC
¿Pondrá la Metodología BIM fin a la corrupción en el sector de la construcción? Sí, pero en la medida en que su uso sea exigido por los gobiernos. Por mucho que ya exista la tecnología para acabar con la corrupción y hacer del AEC una industria más cercana a la excelencia, si su uso no es exigido por el estado, de poco vale. Y aquí surge el dilema de saber que la implicación de las autoridades gubernamentales también crea posibilidades de corrupción. Es pan de cada día en ciertas democracias ver cómo los funcionarios públicos favorecen proyectos para obtener beneficios personales, o simplemente pedir un «regalo» a una empresa para agilizar un permiso de obras o adjudicar un contrato. Además, el sector carece en general de transparencia y de medidas anticorrupción eficaces, y es lento a la hora de promulgar cambios. Las fuentes de financiación de los proyectos y los costes de ejecución no se revelan debido a la sensibilidad comercial, lo que dificulta la detección de posibles prácticas fraudulentas. Todos estos factores crean un entorno en el que es difícil prevenir y descubrir la corrupción.