Uno de los conceptos más importantes en relación a la práctica del BIM es Lean Construction. Realmente, entre ambos hay más similitudes que diferencias, pues son dos términos totalmente simbióticos y, tanto en la teoría como en la práctica, inseparables. Hacer buen BIM es hacer Lean y para ser Lean lo mejor es usar BIM.
Semántica y breve historia del Lean
Pero, ¿qué significa este término y de dónde proviene? En inglés, el adjetivo lean significa, entre otras cosas, “austero”. Como enfoque industrial, su semántica tiene que ver con la supresión de todo gasto innecesario, sea de tiempo o sea de recursos. Comenzó a ser aplicado por Toyota, cuyos buenos resultados hicieron de Lean la metodología favorita para arrancar de raíz cualquier desperdicio producto de la falta de organización, pero, sobre todo, de estandarización.
Más tarde, el pensamiento Lean comenzó a impregnar a la industria más contaminante del mundo, la de la construcción, que vio en él la posibilidad de minimizar las pérdidas generadas por los errores, colisiones y malentendidos respecto a la información de construcción que adolecía (y aún adolece, aunque cada vez en menor medida), el sector.
Como concepto, Lean Construction fue introducido en los años 90. Al principio era entendido desde dos puntos de vista. El primero definía la aplicación de los métodos de producción Lean a la construcción, incluyendo oportunidades de adaptación de técnicas bien conocidas de la fabricación lean. El segundo consideraba la producción Lean como la inspiración teórica para un nuevo enfoque en la gestión de la construcción. Esta última fue desarrollada por la organización International Group for Lean Construction (Grupo Internacional para la Construcción Lean), que postulaba como principios fundamentales la reducción de los residuos, una mejor satisfacción de las necesidades del cliente y una mayor transparencia del proceso de construcción
Metodología BIM y Lean Construction
Habiendo definido el propósito del pensamiento Lean Construction, es inevitable pensar en BIM como su encarnación metodológica, es decir, el modo perfecto de llevar a la práctica el concepto.
El BIM es poderoso a la hora de compartir información, pero no es tan fácil de usar. Hay que entender y utilizar todos los datos proporcionados por los demás actores del proyecto, con el riesgo de perder tiempo. Con el Lean Management, se rompe la lógica de los silos para redescubrir una dimensión esencial del BIM: el trabajo en colaboración desde el inicio mismo del proyecto, para mayor efectividad de la misma. Se trata de organizar los estudios definiendo las áreas prioritarias de intervención y los plazos de entrega, algo que resume perfectamente la archiconocida frase dar a todos los agentes implicados en el proyecto la información correcta en el momento adecuado.
Con todo, cualquier empresa o proyecto que implemente BIM debe asegurarse de que ello dará lugar a procesos más eficientes desde una óptica Lean. Si no, dicho con todo el realismo, sería mejor no realizar el esfuerzo de transición a BIM.
¿BIM-Lean o Lean-BIM?
El Lean Management es, por tanto, más que relevante para optimizar el uso de las maquetas digitales, y también puede alimentarse del BIM para aumentar su eficacia en la organización de la obra. De esta manera, las ganancias de tiempo y calidad son especialmente notables en la fase de cálculo de costes para las empresas: con un modelo bien informado es posible exportar todas las listas de materiales y cantidades de la obra en un solo clic y, sobre esta base, construir un programa de suministro que optimice la productividad de cada artículo.
Sin embargo, ¿cuál es el enfoque correcto a la hora de practicar BIM desde una óptica Lean? ¿Qué metodología ha de prevalecer? Según el doctor en Lean Construction José Luis Salvatierra, “hoy día se tiene que hablar de Lean-BIM, no de BIM-Lean”. “El orden es importante, porque Lean genera la eficiencia en el flujo de la cadena de valor, donde a través de un ambiente tecnológico vamos a lograr los mejores resultados. Es clave destacar la importancia de conectar estos dos mundos y diseñar estos sistemas de gestión más eficientes”.
Y es que es motivo de alegría el hecho de que BIM ayude a detectar interferencias y uno “se sienta orgulloso por haber detectado 1000, 2000 interferencias». No obstante, explica Salvatierra, “si se trabaja bajo un sistema de gestión Lean, evitaremos generar esas interferencias y por tanto no habrá desperdicios en la revisión de las mismas. Esto es un ejemplo concreto del por qué Lean va primero que BIM», concluía el doctor y consultor en materia Lean de origen chileno.
Lean y BIM: conclusiones
La vinculación de BIM y Lean supone una conexión aún más estrecha de los procesos de diseño y construcción. La consecuencia directa no es otra que el desarrollo más fino de proyectos y contratos. Esencialmente, las disciplinas especializadas se benefician sistemáticamente de este enfoque combinado, a lo largo de todo el proyecto, pero el verdadero beneficiario es el cliente y, ulteriormente, la sociedad.
Detrás de todo esto hay una nueva forma de entender el trabajo como un estrecho entramado de colaboración volcado en identificar y eliminar los desperdicios, reorganizar y optimizar constantemente el flujo de los procesos. El objetivo: la perfección del proyecto. En definitiva, el vínculo entre BIM y Lean puede considerarse el futuro inmediato de la construcción, un nuevo nivel.