Uno de los atractivos -y ciertamente de las ventajas- que ofrece el uso de BIM, es su capacidad de reducir el impacto ambiental de los procesos de construcción. En un artículo anterior hablábamos de la necesidad de lograr una industria más verde y justa con el medio ambiente y la sociedad. Valga recordar solamente un dato: el AEC es responsable del 50% de los residuos generados a nivel mundial.
La semana pasada Espacio BIM ofreció un seminario titulado Gestión de residuos en un entorno de trabajo BIM del cual nos hacemos eco este artículo debido a la importancia capital que su contenido tiene en el presente y futuro de la industria de la construcción. Natalia Pérez y Felipe Masid, ambos miembros de nos ilustraron acerca de una materia, la gestión del residuo, que a pesar de estar de alguna manera en segundo plano, tendrá cada vez más peso en el modo en que el AEC construye.
De hecho, ya existe una ley en España, la 7/2022, publicada el pasado 8 de abril, que prescribe como obligatoria la prevención y la reducción de la generación de residuos durante la ejecución de una obra. Una de las obligaciones principales en ella contempladas prescribe el deber de incluir en el proyecto de ejecución de la obra un estudio de gestión de residuos de construcción y demolición, además de un inventario de los residuos peligrosos que se generarán.
Usando BIM para gestionar mejor el residuo
¿Cómo se traslada la ley a la práctica? Más aún, ¿cómo puede contribuir BIM a efectuar una correcta gestión de residuos según lo dictado por la 7/2022? Felipe Masid explica que hay una serie de cuestiones en las que la Metodología «puede ayudar». En primer lugar conviene tener presente que, para evitar la generación de residuos en cualquier obra la mejor estrategia es evitar la misma. «Hay una serie de cuestiones intrínsecas a BIM que nos van a ayudar a reducir los residuos», dice Masid.
Y es que es habitual que buena parte de los residuos se produzcan debido a cambios en el proyecto, errores en la fase de coordinación, inexactitudes en las mediciones o simplemente el deterioro de elementos. “Gracias a la coordinación, la comunicación del proyecto y el uso de planos, la Metodología BIM ayuda a tal fin”, comenta Masid.
Todo parte pues del diseño de un flujo de trabajo utilizado para medir y cuantificar las cantidades de residuos que van a ser generados. Este enfoque confiere una mayor exactitud y capacidad de cálculo frente a la forma más habitual de hacer los planes de gestión de residuos, que muchas veces se basan en estimaciones por metros cuadrados.
Lo primero, pues, es partir del modelo con el que se está trabajando, al cual se podrán añadir nuevas capas de información o dimensiones BIM. En este caso la categoría de datos relativa a los residuos. ¿De dónde obtenemos este tipo de información? Felipe Masid explica que, además de “sacarla de nuestra propia experiencia, podemos encontrarla también en el Generador de Precios de CYPE”. Por ejemplo, en la partida relativa a la demolición de un metro cúbido de pilar de hormigón armado, el software nos dirá el tipo específico de residuo generado por este elemento y su cantidad que, en este caso, serían 2300 kilos de hormigón.
En definitiva, BIM se perfila como la herramienta perfecta para acometer una de las tareas más importantes inherentes al levantamiento de cualquier obra. Para una mayor profundización en este tema, ¡les dejamos a continuación con los expertos!