Los proyectos de construcción consumen enormes presupuestos y de cada una de las actividades involucradas en ellos emana constantemente, un chorro de datos. La optimización económica de la que es capaz BIM se torna imposible sin una buena filosofía (teórica y práctica) de recabación y uso de datos. Un proyecto de construcción es una criatura viva y desde los primeros movimientos de tierra hasta la colocación de la última viga de hormigón, no para de emitir sus constantes vitales. Exprimir toda la pulpa de la Metodología BIM pasa entonces por un minucioso trabajo de monitorización, procesamiento y análisis de la información. Solo así se construirán mejores proyectos, con los costes siempre bajo control durante todo el ciclo de vida.
Los datos aportan un valor añadido que las empresas de construcción apenas comienzan a explotar con todo el potencial que ofrecen. En función de las características y el perfil de riesgo del proyecto, los datos en tiempo real se filtran, clasifican, desmenuzan y convierten en información escalable para que los equipos del proyecto puedan mejorar los procesos, desde la elaboración de los planos hasta las inspecciones finales de seguridad. Pero, ¿cómo hacerse con la mayor cantidad de datos? ¿Cómo someterlos a un análisis exhaustivo que los vuelva realmente útiles?
Escuchar a la obra: el arte del uso del dato
Gran parte de los datos permanecen en silos e incluso desestructurados. Por tanto es menester organizarlos eficazmente en construcciones de diseño que ayudan a los trabajadores a realizar las tareas sin perder las actualizaciones. Y es que la actividad rutinaria en la obra consiste en comparar las perspectivas virtuales de los lugares utilizando el modelo BIM para ver si es necesario realizar cambios en el diseño de acuerdo con las especificaciones del propietario. En lugar de medir manualmente varias de estas ubicaciones en la obra, el modelado BIM presenta datos precisos trazados en un sistema de coordenadas para que los trabajadores puedan evaluar la mayor o menor necesidad de correcciones.
Funciones del dato
El BIM ayuda a los gestores de proyectos de construcción a discernir la mejor manera de utilizar los medios disponibles para alcanzar los objetivos deseados. Para evaluar el progreso de la obra, el software de gestión de la construcción ayuda a visualizar los problemas críticos basándose en los datos entrantes del emplazamiento para garantizar el cumplimiento de las especificaciones de diseño, los protocolos de seguridad y el mantenimiento del emplazamiento. También contribuye a realizar la licitación de proyectos con éxito y a gestionar los calendarios con actualizaciones oportunas sobre las entradas de material, las condiciones de los equipos, las instalaciones y los cambios de diseño.
Además, considera minuciosamente factores ambientales, climáticos e hidrológicos, al tiempo que permite el intercambio de información de acuerdo con la normativa legal y las directrices del proyecto. Asimismo, este tipo de software, correctamente configurado, avisa de los incidentes de seguridad a los miembros del equipo y predice los resultados de la planificación, reajustando los componentes del proyecto en caso de que sea necesario.
¿De dónde viene el dato BIM?
El punto de partida para hacer que los datos trabajen para el proyecto es saber cómo capturarlos. Muchas nuevas tecnologías han facilitado el acceso a los mismos en tiempo real. Asimismo, pueden provenir de un inspector de seguridad, un sensor de equipos, planos actualizados o incluso una pregunta de un trabajador de campo sobre una discrepancia o, simplemente, una observación.
Hoy la vanguardia está representada por una inteligencia artificial cuyas capacidades cognitivas pueden automatizar las tareas manuales en el lugar y ser los ojos de la directiva del proyecto para vigilar las diferentes áreas de trabajo. Los algoritmos de inteligencia artificial detectan una serie de problemas de seguridad y productividad basados en datos históricos para proporcionar información sobre el alcance y los resultados del proyecto.
De esta manera, la IA reduce sustancialmente los choques que habitualmente se producen en las fases de diseño, construcción y operación, actuando de manera salomónica entre los diferentes equipos y los subcontratistas, que suelen protagonizar desacuerdos tanto conceptuales como operativos. En definitiva, pone a todos a remar en la misma barca, cosa que catapulta el rendimiento del proceso de construcción desde todo punto de vista.
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Los sensores, aliados del rendimiento
El montaje de sensores en los equipos de movimiento de tierras permite actualizar de forma creíble las condiciones del terreno y los niveles de temperatura. Esto se traduce, por ejemplo, en una optimización eficaz de las rutas que toman los camiones para transportar el material a diferentes lugares de la obra, acelerando la producción y reduciendo los retrasos. Además, se puede disponer de sensores en la base de pilotes de viaductos para medir su asentamiento y gestionar de manera más controlada la operación de las infraestructuras. Las grandes obras de construcción pueden obtener un inmenso valor de los equipos equipados con sensores, ya que se puede acceder inmediatamente a los datos en tiempo real sobre las condiciones de la obra. Así, los responsables de la toma de decisiones cortan de raíz las pequeñas incoherencias, mejorando los flujos de trabajo generales.