Vías romanas: Una mirada al pasado con visión de futuro

vías romanas

A medida que nos envolvemos día a día en la innovación y la tecnología que implica hacer ingeniería en la actualidad, es imposible no preguntarse ¿Cómo ha comenzado todo esto?, ¿en qué mentes visionarias se plantó la semilla para comenzar a desarrollar grandes obras civiles que marcarían la historia para siempre?

Si hablamos de obras de ingeniería icónicas en nuestra historia, sin duda la memoria colectiva nos traslada a las grandes intervenciones realizadas por la civilización romana. Basta con hacer un recorrido mental rápido por los innumerables monumentos repartidos en el viejo continente; puentes, grandes templos, bóvedas y acueductos entre otros, atraen a diario la mirada de miles de personas interesadas en ese fragmento de historia y genialidad.

No obstante, en este artículo queremos enfocar nuestro interés en una obra silenciosa, tal vez menos visible y ostentosa que un anfiteatro, pero con la misma rigurosidad técnica y planificación, capaz de unificar territorios y abrir paso a un mercado creciente e incluso ser parte de una estrategia militar: Las vías romanas.

Para adentrarnos en este fascinante mundo y analizar los puntos clave del gran sistema de vías romanas, hemos querido hacer una pequeña revisión del libro “Vías Romanas, Ingeniería y técnica constructiva” un trabajo exhaustivo de Isaac Moreno Gallo, Ingeniero, investigador y comunicador, quien se ha dedicado incansablemente a la investigación y difusión de la ingeniería y obras romanas.

Tal como se menciona en el apartado de este documento “El papel de los caminos en la civilización romana”, se desvela el rol de los caminos con una intención estratégica que persiguió objetivos expansionistas, y por otro lado de mercado, considerándose a las carreteras como un pilar fundamental en la economía del Imperio romano, debiéndose al uso que supieron hacer de las vías y a la capacidad de construir dichas infraestructuras. Se menciona el correo estatal como otro factor primordial en el impulso de la red viaria romana, llegando al punto de crear establecimientos a pie de vía al servicio de esta institución.

En cuanto a si los romanos empleaban diversos tipos de medios de transportes, el documento señala que existían diferencias relacionadas directamente a lo que iban a transportar, como por ejemplo los grandes carros de cuatro ruedas que trasladaban mucho peso de mercancías, lo que influyó directamente en el perfil longitudinal de los caminos. Por otro lado, se menciona la existencia de carros que transportaban muchos pasajeros u otros tipos de mercancías más delicadas, por lo que se preocupaban mucho de que las vías no tuvieran desperfectos o irregularidades que pudieran dañar estas cargas.

El transporte de mercancías y pasajeros condicionaba, cada uno en particular, la naturaleza y la potencia del firme y las pendientes máximas que debía tener el trazado y la superficie de la rodadura.

La información que existe es que la capa de rodadura de las carreteras romanas no se finalizaba con grandes piedras, sino con materiales sueltos dispuestos sobre otras capas compactas de igual naturaleza, lo que otorgaba excelentes condiciones de confort en velocidad a carros y caballos.

Si algo deja en claro este documento, es que los técnicos romanos no escatimaban en esfuerzos en la construcción de sus obras públicas, y esto se vio reflejado por ejemplo en la infinidad de acueductos repartidos por el mediterráneo, auténticas obras hidráulicas, desplegadas para hacer llegar las aguas a ciudades lejanas. Las carreteras no fueron la excepción a esta regla, y es que, analizando las carreteras romanas, muchos podrían considerar que les sobra casi un pie de espesor, pero la durabilidad y la grandiosidad era prioridad.

La literatura habla constantemente de vías militares cuando se refiere a esta red de caminos, pero lo cierto es que no existe prueba fehaciente de que éste fuera un proceso generalizado ni frecuente en la construcción de las vías. Un argumento importante que apoya esta teoría es que algunos de los trazados más importantes de los romanos se han descubierto construidas por el fondo de desfiladeros absolutamente propicios y vulnerables a emboscadas.

Un caso que representa esto son los corredores de los pasos alpinos y pirenaicos, donde la carretera una vez superada el collado, busca inmediatamente el mejor perfil longitudinal hasta llegar al fondo del valle, alejándose de zonas altas.

Esto puede revelar que consideraban diversos factores al planificar y ejecutar la construcción de calzadas, y no solamente estrategias con fines militares.

Comentarios

En resumen, las vías romanas representan un hito destacado en la historia de la ingeniería y en el desarrollo de la civilización romana. Estas carreteras no solo conectaron vastas regiones del Imperio, facilitando la movilidad de tropas y mercancías, sino que también desempeñaron un papel crucial en la economía y la comunicación del imperio. Su construcción meticulosa y su durabilidad a lo largo del tiempo reflejan la habilidad técnica y el compromiso de los romanos con la grandeza en sus obras públicas.

Si bien se ha debatido sobre su propósito militar, su ubicación estratégica sugiere que también se consideraron otros aspectos al planificar estas carreteras. En conjunto, las vías romanas son un testimonio perdurable de la visión y el ingenio de una civilización que dejó una huella imborrable en la historia.

 

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